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El futuro recordado


 

Por Lizeth G. Peña

(Reseña publicada originalmente en Hipérbole frontera).

 

“El pasado sigue presente en nuestra cultura y en nuestra lengua”. Con esa afirmación podría sintetizar la idea general del libro El futuro recordado (Debate, 2022) un título que muestra una contradicción, pero una vez que nos adentramos en cada uno de los artículos de la obra de la autora Irene Vallejo, cobra sentido, y la primera oración de este párrafo sonaría a respuesta de examen de comprensión lectora.

La autora de El infinito en un junco nos lleva a dar un viaje (esta palabra me gusta mucho) entre el pasado, que puede llegar hasta la antigua Grecia o Roma y regresarnos al presente, este que vivimos siempre de prisa. 

En el libro, Vallejo hace gala de su profesión: filóloga clásica. En las palabras o expresiones actuales, nos muestra ese hilito invisible que tiene el idioma español que conecta con el pasado; de los primeros usos de diversas palabras y sus significados originales, para darnos cuenta qué permanece y qué ya no hay rastro de ese origen lejano.

A través de 128 textos cortos, la autora escrudiña palabras cotidianas; aprovecha para contar algunos mitos; reflexiona sobre los significados originales y lo mucho que se han transformado; o explica cómo es que aún persisten ideas antiguas en las expresiones actuales.

De todos los textos, señalé muchos, de plano no marqué todos porque me contuve, porque si no, el libro entero estaría lleno de post-it

Algunos ejemplos de palabras que llamaron mi atención por su origen, y en otros muchos casos por la reflexión que hace la autora, están las palabras sicario y armario. Esta última, era un mueble donde se guardaban las armas, hoy es donde guardamos la ropa; la palabra sicario surgió cuando en Atenas se prohibieron las armas dentro de la ciudad para proteger las discusiones públicas, como parte del ejercicio democrático que realizaban. No faltaron los ciudadanos que violaron la norma y se escondían dagas en los pliegues de la túnica, a las cuales se les llamaban sicae, y de ahí la palabra sicario.

Podría dar ejemplos a diestra y siniestra, de las diferentes palabras que actualmente usamos y que sus orígenes pueden ser de los más curiosos. Sin embargo, Vallejo aprovecha para cavilar sobre los estilos de vida que nos hemos creado a partir de la tecnología, también de las preocupaciones sociales, políticas, humanas, etc., que hoy discutimos, y que les imprime su estilo: poético, sarcástico, irónico. 

El futuro recordado son de esos libros que se leen por el mero placer; para subir al taxi durante treinta minutos o más, y abstraernos en cada texto que no pasa de una página (raro el que sobre pasa la página y media). Son de esos libros que sirven para descansar la mente, separarse un momento de la realidad, aprender y reflexionar sobre nuestro pasado muy presente.


 

 

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